Bueos Aires en el 1600 |
El 29 de noviembre de 1632 muere Pedro Carranza Salinas, fraile carmelita y obispo español, primer obispo de Buenos Aires
El 29 de noviembre de 1632 murió Pedro Carranza Salinas, en Buenos Aires. Fue un fraile carmelita y obispo español, primer obispo de Buenos Aires, desde 1621 hasta su muerte en 1632.Había nacido en 1567, en Sevilla, España y en 1582, a sus 15 años, ingresó a la orden del Carmelo, en la que profesó el 25 de noviembre de 1583. Llegó a ser provincial de su orden y en julio de 1619 fue propuesto al rey Felipe III de España para su nombramiento como obispo.El 30 de marzo de 1620 fue nombrado por Camilo Borghese, Paulo V, como primer obispo de la nueva diócesis del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires, capital de la Gobernación del Río de la Plata, todavía no había sido consagrado sacerdote.Llegó a Buenos Aires el 9 de enero de 1621 y tomó posesión el 17 de enero de ese año. El 7 de marzo de 1621 comenzó la visita pastoral a la diócesis. En una carta enviada al rey, le cuenta que en la sede de su diócesis apenas había unas 100 casas, que había una sola iglesia de clérigos y que era "tan indecente que en España hay lugares en los campos de pastores y ganados más acomodados y limpios".
En mayo viajó a Santiago del Estero y el 29 de junio de ese año recibió de monseñor Julián de Cortázar (obispo de la diócesis de Córdoba del Tucumán, por entonces con sede en Santiago del Estero) la plenitud del sacramento sacerdotal.
Cuando volvía, al pasar por Santa Fe se topó con fray Tomás de Torres, designado obispo de Paraguay, que le pidió que lo consagrase obispo. Estuvo un mes en esa ciudad en la que fundó una escuela de doctrina, inició la construcción de su iglesia mayor e impartió el sacramento de la confirmación, tras lo que pasó a los curatos y pueblos de indios calchines, mocoretaes y chinaes.
Luego de visitar la reducción de Santiago del Baradero, llegó a Buenos Aires el 16 de septiembre de 1621. El 26 de junio de 1622 proclamó la erección de la catedral. Se ocupó formar el cabildo eclesiástico y dictó normas básicas para la vida del clero, el culto público y la administración económica de la iglesia, que recibía pocos fondos, lo que generó protestas de los feligreses por las exigencias de los diezmos.
Durante su episcopado se fundaron en Buenos Aires algunas cofradías especialmente la de Nuestra Señora del Carmen, la de San Roque y la del patrono de la ciudad San Martín de Tours.
Tal como lo pedía el Concilio de Trento, Carranza estableció un seminario para la formación de candidatos a las órdenes en el clero secular, el que confió a los padres de la Compañía de Jesús.
En Buenos Aires ejercía el mando Diego de Góngora, primer gobernador del territorio que antes había sido parte de la Gobernación del Río de la Plata. Góngora estaba aliado a los contrabandistas, llamados Confederados. Sus principales exponentes eran el sevillano Juan de Vergara, notario del Santo Oficio, y el portugués Diego de Vega, quienes tras ser perseguidos por Hernandarias con Góngora se habían convertido en los verdaderos dueños de la ciudad.
El contrabando en Buenos Aires tenía connotaciones delictivas y razones económicas profundas, originadas en las restricciones de la Monarquía al comercio, lo que favorecía los intereses de la península y de Lima, en perjuicio del Alto Perú y Buenos Aires.
Juan de Vergara, primo de Pedro Carranza, posiblemente no fuera ajeno a su nombramiento. En 1627 el nuevo gobernador Francisco de Céspedes encarceló a Juan de Vergara con la intención de darle "garrote en la cárcel". Carranza reunió una multitud, forzó la puerta de la cárcel y liberó a Vergara, tras lo que excomulgó a Céspedes, que exigía la devolución del preso.
Céspedes pidió auxilio a Hernandarias, que autorizado por la Audiencia de Charcas viajó a Buenos Aires y gestionó que el obispo Carranza levantara la excomunión, después hizo procesar a Vergara en Charcas, lejos de la diócesis de su pariente, pese a lo cual el líder de los contrabandistas consiguió su absolución.
A fines de 1628 Carranza viajó al Alto Perú para asistir al Concilio Provincial de Charcas reunido en el año 1629. Volvió en junio de 1631 sumamente enfermo. Murió en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1632, siendo sepultado en la catedral, bajo la mesa del altar mayor.
©Juan Manuel Aragón
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