Pedro Mauro Carranza |
El 15 de enero de 1807 nace Mauro Carranza, comerciante y político, fue gobernador de Santiago luego de la muerte de Juan Felipe Ibarra, en 1851
El 15 de enero de 1807 nació Pedro Mauro Carranza, en Santiago del Estero. Fue comerciante y político, llegó a ser gobernador de la Provincia tras la muerte de Juan Felipe Ibarra, en 1851.
Era hijo de Ángel Martín Carranza, español oriundo de Toro, militar y capitán de infantería del ejército real. Su madre, María Cristina Santa Ana Paz y Figueroa, había nacido en Matará. Sus hermanos fueron Lorenza, Ángeles, Juan Francisco y Ángel Fernando.Recibió su educación en Santiago Estero y Buenos Aires. Desde joven fue comerciante, llevando mercaderías desde el norte hasta Buenos Aires. Tuvo varias estancias sobre el río Salado en sociedad con su tío, Juan Felipe Ibarra. Peleó en la guerra civil de 1830 y 1831. Luego fue secretario privado de Ibarra y diputado provincial.
En 1841, en la guerra contra la Coalición del Norte, fue gobernador delegado al reemplazar en su cargo al ministro de gobierno Adeodato de Gondra, que había renunciado para pasar al servicio del gobernador tucumano, Celedonio Gutiérrez. En la década del 40 fue varias veces ministro general de gobierno de Ibarra.
En 1851, antes de morir, Ibarra lo nombró su albacea testamentario y le encargó administrar la provincia. El caudillo murió el 15 de julio de 1851, y Carranza creyó que debía asumir como gobernador. Juró el cargo ante los jefes militares, y se instaló en la casa de Ibarra, que había funcionado como casa de gobierno. La Sala de Representantes no se reunía desde el año 1835, cuando fue cerrada por Ibarra.
Algunos militares y comerciantes pidieron —y luego exigieron —la constitución de una nueva legislatura. Carranza llamó a elecciones. Pero otro sobrino de Ibarra, Manuel Taboada, organizó un movimiento en favor de una lista de jóvenes ambiciosos en la provincia. Cuando llegaron las elecciones, en la ciudad los resultados fueron parejos, pero en el campo el resultado fue favorable a Taboada y a su partido. Carranza anuló las elecciones el 26 de septiembre de 1851, se negó a reunir la legislatura y convocó a otras elecciones.
Dijo que se había cometido fraude, violación a las leyes y porque los taboadistas habían atropellado la libertad de sufragio. Para asegurarse las nuevas elecciones sustituyó a los comandantes de campaña que no le eran leales y que simpatizaban con sus primos Taboada.
En la nueva elección, presidida por el juez Felipe Santillán, Carranza fue electo gobernador. De las 200 personas que podían votar, sólo lo hicieron 38.
Manuel y Antonino Taboada organizaron una montonera campo adentro y lograron que un oficial de apellido Paz se sublevara en la ciudad. Entonces gran parte de la provincia se alzó contra Carranza, que pidió ayuda a Gutiérrez el gobernador tucumano, pero las fuerzas de los ñañitas andaban ocupadas rechazando una invasión unitaria. Carranza delegó el mando en Pío Achával y se fue a Tucumán, a conseguir apoyo externo.
Taboada ocupó la capital el 5 de octubre, reunió la legislatura cuya elección había anulado Carranza, y se hizo elegir gobernador. Hubo dos combates en diciembre y enero y se terminaron las fuerzas de Achával, que escapó a Córdoba.
Luego Carranza se instaló en Catamarca, dedicándose a la minería en Andalgalá, donde vivió durante diez años. Luego de la invasión que siguió a la batalla de Pavón, se fue a Santa Fe, donde adquirió una estancia.
Pasó sus últimos años en Buenos Aires. Ahí murió el 6 de noviembre de 1869.
Baltasar Olaechea y Alcorta lo describe como un hombre culto, un caballero honorable, serio, circunspecto, bien intencionado, moderado y apacible. En su vida política, siempre fue acompañado por su hermano Ángel Carranza, padre de Adolfo Carranza y Ángel Justiniano Carranza.
©Juan Manuel Aragón
En 1841, en la guerra contra la Coalición del Norte, fue gobernador delegado al reemplazar en su cargo al ministro de gobierno Adeodato de Gondra, que había renunciado para pasar al servicio del gobernador tucumano, Celedonio Gutiérrez. En la década del 40 fue varias veces ministro general de gobierno de Ibarra.
En 1851, antes de morir, Ibarra lo nombró su albacea testamentario y le encargó administrar la provincia. El caudillo murió el 15 de julio de 1851, y Carranza creyó que debía asumir como gobernador. Juró el cargo ante los jefes militares, y se instaló en la casa de Ibarra, que había funcionado como casa de gobierno. La Sala de Representantes no se reunía desde el año 1835, cuando fue cerrada por Ibarra.
Algunos militares y comerciantes pidieron —y luego exigieron —la constitución de una nueva legislatura. Carranza llamó a elecciones. Pero otro sobrino de Ibarra, Manuel Taboada, organizó un movimiento en favor de una lista de jóvenes ambiciosos en la provincia. Cuando llegaron las elecciones, en la ciudad los resultados fueron parejos, pero en el campo el resultado fue favorable a Taboada y a su partido. Carranza anuló las elecciones el 26 de septiembre de 1851, se negó a reunir la legislatura y convocó a otras elecciones.
Dijo que se había cometido fraude, violación a las leyes y porque los taboadistas habían atropellado la libertad de sufragio. Para asegurarse las nuevas elecciones sustituyó a los comandantes de campaña que no le eran leales y que simpatizaban con sus primos Taboada.
En la nueva elección, presidida por el juez Felipe Santillán, Carranza fue electo gobernador. De las 200 personas que podían votar, sólo lo hicieron 38.
Manuel y Antonino Taboada organizaron una montonera campo adentro y lograron que un oficial de apellido Paz se sublevara en la ciudad. Entonces gran parte de la provincia se alzó contra Carranza, que pidió ayuda a Gutiérrez el gobernador tucumano, pero las fuerzas de los ñañitas andaban ocupadas rechazando una invasión unitaria. Carranza delegó el mando en Pío Achával y se fue a Tucumán, a conseguir apoyo externo.
Taboada ocupó la capital el 5 de octubre, reunió la legislatura cuya elección había anulado Carranza, y se hizo elegir gobernador. Hubo dos combates en diciembre y enero y se terminaron las fuerzas de Achával, que escapó a Córdoba.
Luego Carranza se instaló en Catamarca, dedicándose a la minería en Andalgalá, donde vivió durante diez años. Luego de la invasión que siguió a la batalla de Pavón, se fue a Santa Fe, donde adquirió una estancia.
Pasó sus últimos años en Buenos Aires. Ahí murió el 6 de noviembre de 1869.
Baltasar Olaechea y Alcorta lo describe como un hombre culto, un caballero honorable, serio, circunspecto, bien intencionado, moderado y apacible. En su vida política, siempre fue acompañado por su hermano Ángel Carranza, padre de Adolfo Carranza y Ángel Justiniano Carranza.
©Juan Manuel Aragón
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