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PROGRESÍA Un hombre pega a mujeres en la televisión


El boxeador Imane Khelif castigando a una mujer

El mundo políticamente correcto defendió el hecho de que un boxeador se hiciera pasar por mujer para triunfar en las Olimpíadas


Durante las últimas Olimpíadas, el mundo progre en pleno salió a defender al boxeador argelino Imane Khelif, cuando noqueaba con una dureza pasmosa a sus rivales, todas mujeres. De acuerdo a las últimas directivas del Gobierno Mundial Único, se inscribió como hembra para boxear y las autoridades no pudieron hacer nada porque si se percibe así, así debe ser nomás. Para justificar, le atribuyeron una enfermedad rarísima, de esas que sólo se hallan en los libros de medicina más especializados, para decir que es mujer, sí, pero con una característica que la hace tener voz de hombre, fuerza de hombre, rostro de hombre, músculos de hombre.
En las Olimpíadas de la Grecia antigua no hubiera sucedido, simplemente porque los competidores salían desnudos a demostrar lo que sabían, con las respectivas cosas colgando, para que les diera el aire del Peloponeso.
No es el primer caso, ya hubo otros. Como el de un nadador norteamericano más o menos mediocre que, al presentarse a competir contra mujeres, les ganaba por lejos. Alguna se quejó, porque incluso debía compartir los vestuarios con ese varón, pero ya se sabe, en este mundo de corrección política le dijeron que tiene razón, pero marche presa.
Negar lo evidente puede llegar a costarle la cárcel a cualquiera, como decirle don a uno que cree que es doña o decirle Luisito a Lizzy. Volviendo al boxeador, ganó una medalla de oro en las Olimpíadas, entre otras cosas porque varias competidoras ante la primera piña que les pegaba salían corriendo espantadas del ring.
El mundo entero vio por televisión, en vivo y en directo cómo un hombre machucaba a varias mujeres y lo dejó hacer porque el tipo se inscribió en la competencia como mujer. Así de fácil. Pareciera que, para estos modernos patanes, pedir a uno que pruebe que es una y no uno, es pecado de lesa anti progresía. No necesariamente hay que bajarse los lienzos para probar la hombría o la feminidad de alguien. El simple estudio biológico de un pelo basta para comprobar el sexo de cada cual.
Millones de progresistas observaron por la televisión —o tal vez en el mismo lugar de los hechos— a un hombre pegándole a las mujeres, pero no se les movió un pelo, ya se sabe, la compasión no es un sentimiento aplicable a su mendaz ideología. Y se ha dicho aquí, pero vale repetirlo, para esa gente, si la realidad no está conforme con su religión, niegan la realidad y siguen adelante.


(Hace poco un notorio hombre público de los que pululan por la televisión argentina, de los que se hacen pasar por chicas, insultó de arriba a abajo a una mujer, y no pasó nada, si hubiese sido al revés, a la mujer la habrían metido presa, señalada por toda la progresía como una delincuente).
Algunos lo dicen en broma, pero la especie humana camina derecho hacia la extinción. Sin pausa y con prisa.
Guarde este escrito, aunque no verá su áspero vaticinio.
Juan Manuel Aragón
A 6 de noviembre del 2024, en Cerco de la Finada Rosa. Campeando la majada.
Ramírez de Velasco®

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