Luis Federico Leloir |
El 7 de diciembre de 1970 Luis Federico Leloir recibe el Nobel de Química por sus investigaciones sobre los nucleótidos de azúcar
El 7 de diciembre de 1970 Luis Federico Leloir recibió el Premio Nobel de Química. Fue por sus investigaciones sobre los nucleótidos de azúcar, y el papel que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. Luego de su hallazgo, se entendieron los pormenores de la enfermedad congénita galactosemia. Había formado parte del equipo de investigaciones de Bernardo Houssay. Había nacido en París, el 6 de septiembre de 1906 y fue un médico, bioquímico y farmacéutico argentino.Sus estudios escolares se repartieron entre Argentina e Inglaterra, y aunque inicialmente evaluó estudiar arquitectura en el Instituto Politécnico de París, finalmente optó por la medicina, obteniendo su título en la Universidad de Buenos Aires en 1932. Pero, su interés no era la práctica médica sino la investigación en el laboratorio, y fue Bernardo Houssay, un prestigioso científico argentino y futuro mentor, el que lo orienta hacia la bioquímica. Bajo la dirección de Houssay, desarrolló su tesis sobre las glándulas suprarrenales y el metabolismo de los hidratos de carbono, un trabajo que le valió el premio de la facultad.Profundizó sus conocimientos en el laboratorio de Houssay, lo que lo llevó a darse cuenta de la necesidad de una base más sólida en ciencias exactas. Por ello, comenzó a asistir a clases de física, química y matemáticas como oyente en la Universidad de Buenos Aires. En 1936, viajó a la Universidad de Cambridge. Estudió en el laboratorio de Frederick Gowland Hopkins, otro Nobel de fisiología. Allí, trabajó en enzimología, especializándose en el metabolismo de los carbohidratos, una línea de investigación que definiría su carrera científica.
Durante la Segunda Guerra Mundial, y en solidaridad con su mentor Houssay, que fue removido de su cargo en la Universidad de Buenos Aires por firmar una carta en contra del nazismo, Leloir se trasladó a Estados Unidos. Allí trabajó con Carl y Gerty Cori en la Universidad de Washington, desarrollando investigaciones relacionadas con el metabolismo y el papel de las enzimas en procesos biológicos. Al finalizar la guerra, decidió regresar a la Argentina, donde retomó su colaboración con Houssay y formó parte del Instituto de Investigaciones Bioquímicas de la Fundación Campomar, fundado en 1947. Este instituto, dirigido por Leloir durante cuatro décadas, se convirtió en un centro de referencia en bioquímica.
Con recursos limitados y equipo de bajo costo, con su equipo realizó experimentos que resultaron revolucionarios en el estudio del metabolismo de los carbohidratos. En 1948, su equipo logró identificar los nucleótidos de azúcar, compuestos esenciales en la síntesis y transformación de carbohidratos en energía, que desempeñan un papel fundamental en el almacenamiento de energía en el organismo. Este hallazgo fue fundamental para la comprensión de la galactosemia, una enfermedad metabólica que afecta la capacidad del cuerpo para metabolizar galactosa, y condujo a lo que se conoce en la bioquímica mundial como la “Ruta de Leloir”.
A pesar de las dificultades económicas que enfrentó el instituto, su trabajo se mantuvo gracias a subvenciones de instituciones internacionales, como los Institutos Nacionales de Salud y la Fundación Rockefeller. En 1957, luego de la muerte del mecenas Jaime Campomar, la situación financiera del instituto se volvió crítica, pero rechazó varias ofertas de Estados Unidos, optando por quedarse en Argentina. Ese mismo año, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas fue creado bajo la presidencia de Houssay, lo cual permitió un apoyo más formal a las investigaciones científicas en el país.
El reconocimiento internacional de Leloir se consolidó cuando, en 1970, fue galardonado con el Premio Nobel de Química, convirtiéndose en el primer hispanoamericano en recibir este honor en su campo. El premio fue otorgado en reconocimiento a su descubrimiento sobre los nucleótidos de azúcar y su papel en el metabolismo, estudios que también dieron luz sobre la galactosemia. Leloir donó los 80 mil dólares del premio al Instituto Leloir, demostrando su compromiso con la investigación.
Durante las décadas posteriores, con equipo continuó con investigaciones de alto nivel, como estudios sobre las glicoproteínas, moléculas involucradas en el reconocimiento celular y en el sistema inmunológico. Su labor fue clave en el desarrollo de nuevos conocimientos en biología celular y molecular. A lo largo de su carrera, recibió también numerosos premios y honores, como el doctorado honoris causa de la Universidad Nacional de Córdoba, el premio Benito Juárez y la membresía en la Pontificia Academia de Ciencias.
Murió en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1987. Su obra perdura a través de la Fundación Instituto Leloir, que continúa siendo un centro de investigación de vanguardia en bioquímica y biomedicina. La historia de Leloir y su equipo destaca no solo por sus logros científicos, sino también por su dedicación y perseverancia en un contexto de limitaciones económicas.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
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