Ir al contenido principal

1896 CALENDARIO NACIONAL Olivero


Eduardo Olivero

El 2 de noviembre de 1896 nace Eduardo Alfredo Olivero, aviador pionero en la Argentina; héroe de guerra en Italia, fue el primero en unir Buenos Aires y Nueva York en avión


El lunes 2 de noviembre de 1896 nació Eduardo Alfredo Olivero en Tandil, provincia de Buenos Aires, aviador, pionero de esta actividad en la Argentina. Héroe de guerra argentino en Italia, fue el primero en unir Buenos Aires y Nueva York en vuelo.
Era hijo de Giovanni y Margarita Olivero. Joven, escapó de su casa para tomar clases de vuelo en la escuela de Villa Lugano, de reconocida notoriedad porque allí concurrían experimentados pilotos, entre ellos Jorge Newbery. Voló por primera vez el 14 de julio de 1914, deslumbrando por su habilidad y pericia.
Batió el récord mundial de altura, superando los 8.000 metros, que le provocó un desvanecimiento y la caída de su aeroplano desde esa altura, pero salvó su vida. Intentó siempre batir récords y exigir al máximo los aviones de entonces. Sufrió varios accidentes: en uno perdió un ojo al chocar con el carro de un verdulero mientras probaba un novedoso auto de carrera abierto; en otro se vio envuelto en llamas, lo que le desfiguró el rostro.
Cuando se declaró la Primera Guerra Mundial su padre y su tío resolvieron ir a pelear por Italia, de la cual provenían, lo mismo que más de 40.000 italianos. Eduardo los eximió de esa responsabilidad y marchó en 1915, en nombre de la familia Olivero. Fue a escondidas de su padre, sin despedirse.
Apenas llegó, le ofrecieron ser parte del Servizio Aeronautico, pero solo aceptando la ciudadanía italiana; Oliverono renunció a la nacionalidad argentina, eso no era negociable. Pero como se necesitaban pilotos lo incorporaron primero como instructor de vuelo y luego en la escuadrilla de ases italianos.
Participó activa y valientemente de varios combates aéreos, que lo hicieron merecedor de algunas medallas. En una oportunidad, voló en solitario sobre campo enemigo para tomar fotografías y fue atacado por siete aparatos; derribó a dos y escapó, usando todo el combustible. Aterrizó de emergencia en una granja, se reabasteció de combustible y retornó a su base sano y salvo, cuando ya lo daban por muerto. Por este episodio, el Rey de Serbia le otorgó una medalla. Llegó hasta el grado de Comandante. Durante toda la guerra lució en su aeroplano cintas azules y blancas, en recuerdo de su patria.
Como todos los aviadores de esa época romántica y caballeresca, una vez terminados los combates aéreos, cuando volvía al campo donde había estado combatiendo, arrojaba flores desde su avión, para despedir a los muertos.
Cuando terminó la Primera Guerra, a través de Gabriele D'Annunzio, consiguió que le dieran permiso para volver a la Argentina y reencontrarse con su familia. Fue recibido como un héroe en Buenos Aires y también en Tandil.
En la Argentina impartió clases de vuelo y rompió varios récords de altura, distancia y velocidad. En una ocasión, mientras hacía acrobacias, su avión se incendió. Para evitar que las llamas carbonizaran a su amigo copiloto, se arrojó sobre el fuego, quemándose sus manos y cara y a pesar del dolor y las heridas, aterrizó sin problemas. Este accidente cambió para siempre su fisonomía, pero no mermó su pasión ni evitó que siguiese volando y batiendo récords.
En 1926, junto a su alumno Bernardo Duggan y al mecánico italiano Ernesto Campanelli, unieron por primera vez en vuelo Nueva York y Buenos Aires, en 37 etapas, en 81 días. A su avión, un Savoia Marchetti, de origen italiano, lo bautizó como "Buenos Aires". Ese viaje fue seguido con atención por la prensa mundial. Durante una semana días se los tuvo por muertos debido a un curioso contratiempo: siguiendo las costas de Brasil se internaron por error en el río Amazonas, tomando fotografías de los asombrados indígenas con quienes convivieron. Con la asistencia de una embarcación consiguieron cargar combustible como para seguir su periplo a Buenos Aires, donde renombrados músicos y artistas de la época compusieron melodías y letras alusivas a este accidentado raid. Al llegar a Buenos Aires, una multitud los aguardaba, entre la gente, el presidente de la Nación Marcelo de Alvear.
Su vida siguió vinculada a la aviación hasta su muerte. Intentó ser el primer aviador en volar hasta la estratosfera, pero el inicio de la Segunda Guerra Mundial se lo impidió.
Murió el 19 de marzo de 1966.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.