Edgar Hoover |
El 1 de enero de 1895 nace John Edgar Hoover quien, como director de la FBI, la convirtió en un brazo de aplicación de la ley federal eficaz, aunque a veces controvertido
El 1 de enero de 1895 nació John Edgar Hoover, en Washington, D.C., Estados Unidos. Fue un funcionario público norteamericano que, como director de la Oficina Federal de Investigacones (conocida como FBI), la convirtió en un brazo de aplicación de la ley federal, eficaz aunque a veces muy controvertido. Murió el 2 de mayo de 1972, también en Washington.Estudió derecho por la noche en la Universidad George Washington, recibió una licenciatura en 1916 y una maestría en derecho al año siguiente. Ingresó al Departamento de Justicia como revisor de archivos en 1917, y dos años más tarde se convirtió en asistente especial del fiscal general Mitchell Palmer, puesto en el que supervisó las redadas masivas y deportaciones de presuntos bolcheviques (comunistas) después de la Primera Guerra Mundial.Fue nombrado director interino de la Oficina de Investigaciones (como se llamaba entonces) en mayo de 1924 y confirmado como director siete meses después. Al encontrar que la organización estaba desprestigiada debido a los escándalos de la administración de Warren Harding, la reorganizó y reconstruyó sobre una base profesional, reclutando agentes según sus méritos e instituyendo métodos rigurosos de selección y capacitación de personal.
Estableció un archivo de huellas dactilares, que llegó a ser el más grande del mundo; un laboratorio científico de detección de delitos; y la Academia Nacional del FBI, a la que se envió a agentes encargados de hacer cumplir la ley seleccionados de todas partes del país para recibir capacitación especial.
A principios de la década de 1930, las hazañas de los gánsteres de Estados Unidos recibían publicidad mundial. Hoover aprovechó esto para dar a conocer los logros del FBI en la búsqueda y captura de criminales conocidos. Tanto el tamaño como las responsabilidades del FBI crecieron constantemente bajo su dirección.
A fines de la década de 1930, el presidente Franklin Roosevelt le asignó la tarea de investigar tanto el espionaje extranjero en Estados Unidos como las actividades de comunistas y fascistas por igual. Cuando comenzó la Guerra Fría a finales de la década de 1940, el FBI emprendió una intensa vigilancia de los comunistas y otros activistas de izquierda en Estados Unidos.
La animadversión de Hoover hacia los radicales de todo tipo lo llevó a investigar agresivamente tanto al Ku Klux Klan como a Martin Luther King y otros activistas negros en la década de 1960. Al mismo tiempo, mantuvo una política de no intervención hacia la mafia, a la que se le permitió llevar adelante sus operaciones en todo el país prácticamente libre del escrutinio o interferencia del FBI.
Hoover utilizaba habitualmente los enormes poderes de vigilancia y recopilación de información del FBI para recopilar datos perjudiciales sobre políticos de todo el país, y mantenía los más difamatorios bajo su control personal. Usó su posesión de estos archivos secretos para mantenerse como director del FBI y aparentemente pudo intimidar incluso a presidentes en ejercicio amenazándolos con filtrar revelaciones perjudiciales sobre ellos. A principios de la década de 1970 fue objeto de críticas públicas por su administración autoritaria del FBI y por su persecución de quienes consideraba radicales y subversivos.
Sin embargo, mantuvo su cargo hasta su muerte a los 77 años, momento en el que había sido jefe del FBI durante 48 años y había servido a 8 presidentes y 18 fiscales generales.
©Juan Manuel Aragón
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