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La foto de los chicos que dio la vuelta al mundo |
La noticia de que había curas que enterraban a chicos indígenas en fosas comunes, indignó a medio mundo: se demostró que era mentira
Aquí se hablará de algo espinoso, que provocó la quema de unos 120 templos en todo Canadá. Para peor, con una noticia que enardeció de furia a muchos y que era falsa. Fue, en definitiva, y como lo recalcan algunos una gran farsa, que solo sirvió para mancillar el buen nombre de la Iglesia Católica en aquel país.Pero, para entender mejor de qué va esto, oiga lo que decía la BBC, otrora prestigioso medio británico:“Desde 1863 hasta 1998, más de 150.000 niños indígenas fueron separados de sus familias y llevados a internados estatales en Canadá.
“Estos colegios administrados por el gobierno, y operados mayormente por la Iglesia católica, formaban parte de la política para lograr asimilar a los niños indígenas.
“A los menores no se les permitía hablar su idioma o practicar su cultura y muchos eran maltratados y sufrían abusos.
“Ahora, el aterrador hallazgo de los restos de 215 niños que eran estudiantes de uno de esos internados, la Kamloops Indian Residential School ha puesto de nuevo el foco en los abusos cometidos en estas instituciones.”
Pero también dijeron lo mismo otros ´prestigiosos medios del mundo´, como CNN o el diario El País, de España, entre otros cientos o quizás miles.
Bueno, amigos, no era cierto.
Bueno, amigos, no era cierto.
No era cierto.
No era cierto.
Hasta lo llevaron al Papa Francisco a pedir perdón por los abusos cometidos por la Iglesia Católica, en una “visita penitencial” lo hicieron reunir con los líderes de las comunidades a que pertenecían esos supuestos chicos masacrados y enterrados en fosas comunes.
¿Y saben qué? No era verdad. Repítalo a viva voz, no era verdad. Proclámelo gritando, no era verdad.
Esa gran farsa solamente sirvió para mancillar el buen nombre de la Iglesia Católica y especialmente de los religiosos que tuvieron a su cargo a niños indígenas en internados de Canadá. El Gobierno canadiense ha puesto fin a toda una pesquisa que abrió, después de no hallar ninguna fosa común en esos internados.
Eso sí, no se previó ningún pedido de perdón del gobierno, algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia o el Papa Francisco, por atentar contra el honor de la institución y de los que trabajaron en esos centros. Todos dieron por cierta la sospecha y se anticiparon a afirmar que la Iglesia Católica había enterrado en fosas comunes a niños indígenas.
¿Cómo se sabe que no es cierto? El gobierno del Canadá, enemigo declarado de la Iglesia Católica, dedicó tres años de investigación e invirtió 216.500.000 dólares, para no hallar ningún cuerpo. Ni unito. Había creado la Comisión Nacional Asesora sobre Internados Residenciales, Niños Desaparecidos y Entierros No Marcados y la tuvo que cerrar. Semejante nombre y se lo debieron embutir allá donde la espalda cambia su casto nombre.
La investigación comenzó luego de acusaciones de abusos y asesinatos de cientos de niños indígenas en centros católicos, lo que provocó una ola de indignación nacional, actos vandálicos y la destrucción de cerca de 120 iglesias en todo el país.
El Papa Francisco lamentó públicamente lo que se describió como “el hallazgo impactante de los restos de 215 niños” en el internado de Kamloops. Y su viaje al Canadá se presentó como penitencial. Además, mantuvo encuentros con líderes de las comunidades indígenas por algo que ahora se demuestra que es mentira. Era, como se dice en la jerga callejera, biribiri.
Las búsquedas se hicieron con radar de penetración en el suelo y no produjeron pruebas físicas que respalden estas afirmaciones. Pero el primer ministro Justin Trudeau insistía hasta el año pasado en que se habían producido crímenes en estos centros, que operaron desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990 con financiación gubernamental y gestión en su mayoría de la Iglesia católica y la anglicana.
Algunos menores sí murieron en los internados, pero los registros históricos indican que la causa principal de muerte fue enfermedades como la tuberculosis.
Pero, oiga, el debate sigue vivo y hay voces el Canadá que siguen respaldando el relato de las fosas comunes. Es lo que conviene al relato de los biempensantes miembros de la cultura woke, todos adherentes al discurso de lo políticamente correcto.
Después de que no se descubrió lo que querían encontrar un miembro del comité de investigación, Crystal Gail Fraser, calificado la decisión del Gobierno de “traición” y ha lamentado que se pierdan “los valores de verdad y reconciliación”. Lo que dice este hombre es que, si sus dichos no coinciden con la verdad, pues peor para la verdad.
La controversia afectó el ámbito académico pues se canceló una conferencia del historiador y clérigo anglicano británico Lord Biggar en la Regent College de Vancouver, pues fue acusado de negar la existencia de fosas comunes. ¿Hay libertad de expresión en un mundo supuestamente libre? Sí, por supuesto, pero solo para los que piensan igual que una minoría, que se apoderó del pensamiento correcto.
Lord Biggar ha denunciado que en Canadá impera “una cultura agresivamente represiva” que distorsiona la labor de las misiones cristianas y justifica la quema de iglesias.
Mientras tanto, el orbe católico, calla y otorga. Los curas tienen miedo y son poquitos, los obispos andan mudos desde hace unos 50 años, y los fieles, por lo tanto, dejaron de asistir al culto.
Para oir mariconadas, mejor se quedan en sus casas viendo la tele.
Juan Manuel Aragón
A 1 de abril del 2025, en Rodeo de Soria. Atando la zorra.
Ramírez de Velasco®
(Con información de Info Católica).
Hasta lo llevaron al Papa Francisco a pedir perdón por los abusos cometidos por la Iglesia Católica, en una “visita penitencial” lo hicieron reunir con los líderes de las comunidades a que pertenecían esos supuestos chicos masacrados y enterrados en fosas comunes.
¿Y saben qué? No era verdad. Repítalo a viva voz, no era verdad. Proclámelo gritando, no era verdad.
Esa gran farsa solamente sirvió para mancillar el buen nombre de la Iglesia Católica y especialmente de los religiosos que tuvieron a su cargo a niños indígenas en internados de Canadá. El Gobierno canadiense ha puesto fin a toda una pesquisa que abrió, después de no hallar ninguna fosa común en esos internados.
Eso sí, no se previó ningún pedido de perdón del gobierno, algunos miembros de la jerarquía de la Iglesia o el Papa Francisco, por atentar contra el honor de la institución y de los que trabajaron en esos centros. Todos dieron por cierta la sospecha y se anticiparon a afirmar que la Iglesia Católica había enterrado en fosas comunes a niños indígenas.
¿Cómo se sabe que no es cierto? El gobierno del Canadá, enemigo declarado de la Iglesia Católica, dedicó tres años de investigación e invirtió 216.500.000 dólares, para no hallar ningún cuerpo. Ni unito. Había creado la Comisión Nacional Asesora sobre Internados Residenciales, Niños Desaparecidos y Entierros No Marcados y la tuvo que cerrar. Semejante nombre y se lo debieron embutir allá donde la espalda cambia su casto nombre.
La investigación comenzó luego de acusaciones de abusos y asesinatos de cientos de niños indígenas en centros católicos, lo que provocó una ola de indignación nacional, actos vandálicos y la destrucción de cerca de 120 iglesias en todo el país.
El Papa Francisco lamentó públicamente lo que se describió como “el hallazgo impactante de los restos de 215 niños” en el internado de Kamloops. Y su viaje al Canadá se presentó como penitencial. Además, mantuvo encuentros con líderes de las comunidades indígenas por algo que ahora se demuestra que es mentira. Era, como se dice en la jerga callejera, biribiri.
Las búsquedas se hicieron con radar de penetración en el suelo y no produjeron pruebas físicas que respalden estas afirmaciones. Pero el primer ministro Justin Trudeau insistía hasta el año pasado en que se habían producido crímenes en estos centros, que operaron desde finales del siglo XIX hasta la década de 1990 con financiación gubernamental y gestión en su mayoría de la Iglesia católica y la anglicana.
Algunos menores sí murieron en los internados, pero los registros históricos indican que la causa principal de muerte fue enfermedades como la tuberculosis.
Pero, oiga, el debate sigue vivo y hay voces el Canadá que siguen respaldando el relato de las fosas comunes. Es lo que conviene al relato de los biempensantes miembros de la cultura woke, todos adherentes al discurso de lo políticamente correcto.
Después de que no se descubrió lo que querían encontrar un miembro del comité de investigación, Crystal Gail Fraser, calificado la decisión del Gobierno de “traición” y ha lamentado que se pierdan “los valores de verdad y reconciliación”. Lo que dice este hombre es que, si sus dichos no coinciden con la verdad, pues peor para la verdad.
La controversia afectó el ámbito académico pues se canceló una conferencia del historiador y clérigo anglicano británico Lord Biggar en la Regent College de Vancouver, pues fue acusado de negar la existencia de fosas comunes. ¿Hay libertad de expresión en un mundo supuestamente libre? Sí, por supuesto, pero solo para los que piensan igual que una minoría, que se apoderó del pensamiento correcto.
Lord Biggar ha denunciado que en Canadá impera “una cultura agresivamente represiva” que distorsiona la labor de las misiones cristianas y justifica la quema de iglesias.
Mientras tanto, el orbe católico, calla y otorga. Los curas tienen miedo y son poquitos, los obispos andan mudos desde hace unos 50 años, y los fieles, por lo tanto, dejaron de asistir al culto.
Para oir mariconadas, mejor se quedan en sus casas viendo la tele.
Juan Manuel Aragón
A 1 de abril del 2025, en Rodeo de Soria. Atando la zorra.
Ramírez de Velasco®
(Con información de Info Católica).
Todo fue dirigido a acabar con la iglesia católica en Canadá, exacerbado por el mismo Trudeau, hoy en la historia como el peor primer ministro en la historia de ese país.
ResponderEliminarLos internados tenían normas muy estrictas y prácticas consideradas como crueles por los indígenas, lo que fue aprovechado por los activistas para armar el caso.
Pero todos sabemos que la modalidad de esos internados del siglo XIX y XX seguramente sería considerada cruel por los estándares de hoy, en cualquier parte del mundo.
Esos mismos indígenas, que hoy exigen reparaciones históricas por la colonización inglesa, son los mismos que se invadían, colonizaban, esclavizaban y sacrificaban unos a otros por siglos antes de la colonización europea.
Son tanto o más truchos que nuestros indios matruches.