Ir al contenido principal

CARLOS El Carabajal que componía acostado

Autor de recordadas piezas musicales

Por Alfredo Peláez
"Anota pero no en la libreta del almacén", me dijo alguna vez Carlos Carabajal: Mi abuelo tenía un violín, La del olvido, Borrando fronteras, La Pockoi pacha, Chacarera del patio, letra de Pablo Raúl Trullenque, Entre a mi pago sin golpear, Qué más se puede pedir, La sacha pera, Viejo Rio Dulce, Alma challuera"... Y la lista de sus temas sigue, es larga… Mucho de ellos los compuso "antarca" abrazado a su guitarra.
El mismo bien llamado padre de la chacarera me lo confeso. "A veces tomo un vino y se me da por hacer música y me voy al catre que es mi musa inspiradora".
Carlos nació un 12 de septiembre de 1929 en el seno de una familia numerosa; todos músicos, todos cantores. Empezó a tocar la guitarra en peñas cuando tenía dieciséis años. En compañía de un bailarín se presentaba en pueblos de Santiago del Estero (Quimilí, Tintina, Campo Gallo, Monte Quemado) y tocaba durante dos o tres horas.
​En la década del 50 grabó con Hugo Díaz, Los Kary Huaynas, El Chañarcito, Santiago Manta, Los Manseros Santiagueños -con Leocadio del Carmen Torres, Onofre Paz y Carlos Leguizamón-, Los Changos Bandeños. En 1967 compuso junto a Coco Diaz el éxito "El mimoso".
Con Los Manseros Santiagueños estuvo hasta 1965; desde 1967 integró el grupo Los Carabajal -con Agustín Carabajal, Cuti Carabajal y Kali Carabajal- hasta 1971.​ En esos tiempos inicia su trayectoria como solista con giras por Bolivia, España y Brasil.​
Tuvo varios oficios que alternó con su vocación de músico, fue albañil, hombreador de reses en frigoríficos y de bolsas en el puerto, entre otros trabajos, principalmente en Buenos Aires en donde estuvo un par de años desde 1956.
Con Alfredo Ábalos y Pablo Raúl Trullenque
Carlos y su hermano Agustín, junto a Eduardo Ávila, fueron los creadores del Festival Nacional de la Chacarera que anualmente se realiza en Santiago del Estero,​en el que actuó por última vez el 5 de enero de 2006.​
Falleció en la ciudad capital de Santiago del Estero el 24 de agosto de 2006 tras sufrir un accidente cerebrovascular. Humilde, solía andar en su bicicleta verde y se paraba en cada esquina a charlar con los amigos y contar cuentos.
Decía que una noche fue a actuar al campo y el dueño del baile hacia una zanja para poner barras de hielo para enfriar la bebida. En lo mejor del canto un paisano comenzó a gritar: "Don Saturnino...don Saturnino, venga, se ha caído un caballo dentro de la heladera".
©Ramírez de Velasco y el autor

Comentarios

  1. Un gran autor carlos carabajal del barrio los lagos o villa juana de la banda humilde sincero integro y muy capaz para cualquier oficio en el año 1986 estuvo a cargo de una monumental carpa en termas de rio hondo organizado por la caja popular de ahorro donde se realizaban festivalez.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.