"Yo, yo, yo y siempre yo" |
“¡Son seres sensibles!, ¿entiende? Ya no piden la comprensión de la psicología moderna sino el acatamiento total a su santa y libre voluntad”
Tengan cuidado amigos, pueden tener al lado a uno de la Generación de Cristal, y no haberse dado cuenta, son gente harto peligrosa, de temer. Muchos son casi niños, pero otros son pelotudos grandes, tipos de 38 años, que se volvieron delicados de viejos. Se ofenden por cualquier cosa, a muerte, no se les puede decir nada porque se sienten insultados, agraviados. Pobres víctimas.Están construyendo un mundo repleto de palabras nuevas, otras costumbres a seguir, un protocolo distinto y cada vez más restrictivo. En un mundo no tan lejano, el rengo era rengo, el tartamudo, tartamudo y el tuerto, tuerto. Hay palabras que resumen toda una situación y ayudan a la comprensión del mundo y del resto de la gente.Hoy el rengo es “discapacitado motriz”, el tartamudo es alguien “con un trastorno en el habla” y el tuerto, “persona con la visión disminuida”. En un mundo que se complica de tal manera no extraña que la soda sea “agua mineral con gas”, el agua “líquido elemento”, la escuela “establecimiento educacional”, tomar distancia “distanciamiento social”, y otras por el estilo.Lo que le pasó al pobre Harry, ¡pobre!, ¿no?, es todo un caso. El hermano del futuro rey Guillermo de Inglaterra es un caso. Cuando se dejó la barba, los diarios del Reino unidos llenaron páginas hablando de su pelambre. Alguien le preguntó al abuelo qué le parecía. Y el abuelo respondió: “Si a eso se le puede llamar barba”.
En su primer libro de memorias, el Harry quiere mostrar la frialdad con que lo trataban e insinúa que el abuelo tiene mala leche con semejante contestación. Cómo le van a decir así, ¡che!, ¿no ven que se va a traumar, pobre muchacho? Una broma que ni llega a chiste, dicha por centenares de padres, abuelos, tíos, amigos, alrededor del ancho mundo, encabeza su libro de memorias, confiando en que otros miles de jóvenes de la generación de cristal mostrarán su indignación por semejante (des) trato.
Páginas más adelante confiesa que mató a un montón de talibanes en la Invasión a Afganistán, pero no lo critiquen por eso, porque también se ofende, la pucha. Es lógico, los talibanes, para este tipo, eran peones de una guerra en la que él militaba en el bando de la paz, el amor, el rock and roll y la marihuana libre. Por si fuera poco, los otros estaban armados, defendían su patria y eran pobres, así que valía jugar con ellos a otro que tire y pegue.
La emoción está a flor de piel en la generación de cristal y el resto del mundo debería darse cuenta de lo mucho que se ofenden, se ofuscan o se molestan cuando captan ciertas miradas, leves actos de desprecio, cejas apenas levantadas, gestos imperceptibles, que muestra la incomprensión acerca de lo que son.
¡Son seres sensibles!, ¿entiende? Ya no piden la comprensión de la psicología moderna sino el acatamiento total a su santa y libre voluntad. Ya no quieren el intríngulis de las alusiones al vientre materno, al sexo mal encarado, al ego y el superyó freudiano. ¡Pretenden el acatamiento liso y llano! Su visión es la correcta, ¿vio? El mundo demoró cuarenta siglos y la yapa en percatarse de que la verdad estaba en sus tiquismiquis, sus Instagram, sus inútiles juegos de abalorios y sus razonamientos de mentes indigentes, animalitos heridos, criaturitas de Dios.
Porque ellos sienten, ¿ha visto?, ¡sienten todo!, hasta lo que no hay que sentir. Son de los que antes de una elección para presidente, gobernador, legisladores, no preguntan por quién va a votar usted sino por quién “siente” que debe hacerlo. No han pensado si sería mejor trabajar en un lado o en otro, sino que lo sienten, no piensan en lo mejor para ellos o sus hijos, lo sienten. Están inmersos, como decía la canción, en un mundo de sensaciones. Sienten la “mala vibra”, “las buenas ondas”, “el “aura de bondad”, el “todo oquei” y a eso se atienen como a una religión.
Son individualistas de una manera tan feroz que darían pavura a un anarco libertario de los buenos, de los de principios del siglo pasado, no como el payaso Javier Milei, cruza de gurú criollo mal entrazado con charlista de parquecito de diversiones, sino extremistas. Aman solamente a sus perros y están dispuestos a dar la vida por ellos, pero son incapaces de ofrecer una limosna a un chico pobre. La ley es lo que dicen que es y a sus propias normas se aferran. Y el egoísmo, en su mundo es un norte, un ideal a buscar, la máxima aspiración de la vida.
La generación de cristal, como el Harry que dejó el palacio de Windsor porque sentía que lo miraban mal, tiene una aspiración que comienza en su yo, sigue en su yo, termina en su yo. Y siempre es yo, antes que nada, yo, por las dudas, yo, más temprano yo, más tarde yo. Mañana, siesta, tarde y noche yo.
Yo.
©Juan Manuel Aragón
Asunto recurrente en la escribologia aragoniana
ResponderEliminarLamentablemente estas personas débiles de carácter son el resultado de muchos años de haber escuchado desde que eran bebés, que eran especiales, que les tocaba premio por participar, sin que hubieran ganado nada, de haberles hecho comida especial porque "el nene no me cóme la verdura, vio?", de haberles justificado todo ante una maestra exigente.....y culpado a la maestra...., de haberlos mandado a la pieza por media hora en vez de darles una reverenda paliza cuando les tocaba, de haberles enchufado un teléfono desde los 2 años para que no molesten a la mamá, de haberles fomentado que pasen horas con juegos electrónicos, moviendo dos dedos en una consola mientras ponían cara de mutantes frente a una pantalla, de haberles comprado la roma de marca con logo y dibujito para que se sintieran "alguien", y muchos otros extras, todos justificados con " y...todos los compañeritos del nene tienen esas cosas y ennestos tiempos es difícil criarlos diferente....vio?"
ResponderEliminarPero el mayor error de la sociedad es considerarlos peligrosos, como sugiere el artículo. Pienso que lo correcto es ponerlos en su lugar con autoridad, y exponer sus ridiculeces sin contemplaciones, y para los que todavía están en edad de tenerba los papitos encima de ellos, exponer también a los papitos (de esto me precio de gozar cada oportunidad que tengo de hacerlo), para que de alguna manera sientan las voces disonantes, que son la mayoría pero que son lamentablemente silenciosas y cobardes.
Creo necesario aclarar el concepto de individualismo. En realidad el individualismo presupone también responsabilidad individual, que estos personajes no sólo no tienen, sino que además niegan, culpando sus penas en los demás.
Estos personajes son egocéntricos, no individualistas, y por el contrario adoptan identificación de grupos o tribus, porque no cuentan con capacidades, valores o talentos individuales de qué precisarse.
Sería deseable que nuestra sociedad no cayera en el error de sucumbir, arrodillarse y bajar la cabeza ante estos arrogantes egocéntricos egoístas, porque lo único que lograrán es reafirmar y consolidar esta tendencia..
Y con respecto a los eufemismos del nuevo vocabulario que se trata de imponer, todo el que cae en la trampa de la corrección política no hace más que fomentar todo ese ataque cultural que achata a la sociedad.
Nada se pierde.
ResponderEliminarUna breve aclaración con respecto de los talibanes. Esta gente no eran pobres que defendían su patria, porque a nadie le interesa su patria. La realidad es que se defendían ellos mismos, cuando los fueron a buscar luego de haber salido a poner bombas y cometer atentados por el mundo, matando gente, además de degollar en su país a cuanto "infidel" que se asomara. Esto en ninguna medida es una justificación para las motivaciones que pudiera haber tenido el muchacho este Harry, de la retorcida familia de los Windsor, quien indudablemente es uno más de los jóvenes que se victimizan por todo, y peor en este caso porque le ha tocado una esposa que le da letra constantemente.
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