Ir al contenido principal

ARTEFACTO Segundo secreto

Antiguo bidet "a mano"

Una crónica sobre la influencia del bidet en la cultura de los argentinos, con explicaciones sobre su supuesto mal uso y un lamento por su próxima eliminación


Como esos parientes que quedan asociados para siempre a una anécdota lejana, el bidet llega a los argentinos desde Francia, un lugar en el que ya no existe o, al menos, no es tan popular como se supone en estos pagos. Su nombre es más que apropiado, dicen que los franceses llamaban así a caballos que eran más pequeños que un pony y que, en un principio era un objeto tan lujoso que había sólo en la casa de algunos pocos nobles ricos, que estaban en el secreto de su conocimiento.
Es un aparato esencial en la vida de muchos argentinos medios, al menos tanto como el jabón Federal para lavar la ropa, el trapo de piso, el mate y la bombilla o la biblioteca del living, con el “Lo sé todo”. Muchos de quienes viajaron a Francia no hallaron este artefacto en el baño del hotel y, como siempre que falta, sufrieron su ausencia. Como perros.
Objeto del que poco se habla, ha sido incorporado a la vida diaria de mucha gente que espera volver a la casa para sus necesidades, digamos, o lo hace en otros lugares, pero sufriendo lo indecible. Porque, digan lo que digan no es lo mismo con papel higiénico.
No siempre fue tan común su uso, de hecho, en el primer cuarto del siglo pasado, hubo un prominente político afiliado a la Unión Cívica Radical, cuya candidatura fue vetada por sus pares, porque usaba bidet, lo que significaba que era alguien, de mínima “raro”. Todavía hoy, se hallará gente que lo tiene a menos o abomina de él, sobre todo por haberlo observado, a la vista, en las habitaciones de algunos famosos prostíbulos de Santiago, a menos que fueran los que mandaban a las chicas a traer agua del canal para ellas y los puntos.
Se dice que lo trajeron al país los grandes estancieros que viajaban a Europa, encantados de haber hallado un objeto tan útil en la por entonces civilizada Francia. Allá lo usaban sobre todo las prostitutas luego de cada servicio, no solamente para higienizarse sino también como un poco infalible método anticonceptivo.
Quienes dicen saber sobre su uso, sostienen que no hay que sentarse sobre él sino montarlo, de frente a la canilla. Por eso tienen el agua fría a la derecha y la caliente a la izquierda. Pero la mayoría de los argentinos se sienta y estira la mano izquierda hacia atrás para aflojar el grifo y, durante los duros días de invierno, suele también entibiar el agua con la derecha. Ningún problema, che.
Pero los días felices se han acabado. El Código de Edificación ya no lo tiene como artefacto obligatorio en los baños. Hay que decirlo también, el bidet era un objeto democrático, estaba en todas las casas argentinas, la del rico y las de los barrios populares construidas por el gobierno. En algunas le daban un uso constante, en otras lo ignoraban, pasando sobre él como si no existiera y casos se han visto en que lo usaban como bolsa de la ropa sucia. Pero ahí estaba, útil y omnipresente por si alguna visita lo necesitaba.
A veces el agua sale cual un escuálido chorrito que obliga a estar sentado durante varios minutos, esperando que haga bien su trabajo. Pero hay baños, especialmente el de algunos departamentos, en los que aparece una verdadera catarata al revés, impertinente y forzuda, de tal suerte que muchos hombres de pelo en pecho sintieron la tentación de dejarse llevar por el placentero momento y pasarse al otro bando, ¡Dios nos libre!
Si esta crónica va a ser veraz, entonces debe decirlo todo. Para quienes usan el papel higiénico, quizás el acto de pasarlo por ahí sea un trance rutinario, que se hace pensando en otra cosa. Muchos usuarios del bidet en cambio, han hecho de su uso un ritual religioso, una íntima ceremonia de la limpieza, sobre todo si son secos de vientre o comieron algo con mucho ají picante. En estos casos, el agua proporciona una sensación de frescura única, una emoción fantástica, al saber que el aparato realiza una actividad que el resto del mundo encara con sufrimiento a manos limpias, o vaya a saber.
Es un elemento que disciplina la sociedad también, como que muchos jóvenes de talante revolucionario, sobre todo de los últimos tiempos de internet rampante, redes sociales que atrapan con ideologías antiguas y una grieta ideológica desbordada, sin embargo desisten de largarse al monte, a la aventura de tumbar un gobierno, escopeta al hombro, borceguíes para largas caminatas, boina del Che Guevara, sólo por el hecho de saber que deberá acuclillarse para cagar, y luego limpiarse con papel higiénico, en caso de haberlo previsto. O si no, hojitas que le harán picar el asunto durante el resto de la jornada o, peor aún, un rugoso marlo que halló cerca, de la cosecha de maíz del año pasado.
Bueno, disculpe la conversación de hoy, pero hay asuntos que uno tiene guardados largo tiempo y en algún momento salen a la luz. Ahora la corto, estoy medio apuradito, tengo que ir al baño a hacer el segundo secreto.
Mañana será otro día, por suerte.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Como disfruta ella , la de la estatua. Falta que blanquee el ojo no más.

    ResponderEliminar
  2. Ahhhh!!! El marlo!!!
    Él fué el causante de muchos "virajes" de "algunos" hombres, que hoy gozan de otros placeres...

    ResponderEliminar
  3. Discrepo con la teoria de que al bidet hay que montarlo y no sentarte en el, ya que para montarlo, hay que desnudarse de desde la cintura, de lo contrario es imposible, sin contar con que el chorro queda en los testículos fuera del alcance del balazo...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 8 de julio

¿Mengele o Ascher? En 1985, el juez del crimen de La Banda empieza un expediente para dilucidar si un criminal nazi había vivido en esa ciudad El 8 de julio de 1985, el juez del crimen de La Banda Andrés Francisco Miotti inicia una investigación para saber si Gualterio o Walter Ascher era el criminal de guerra nazi José Mengele. Unos días antes, el diario El Liberal había publicado una sensacional historia, casi una confirmación de la leyenda urbana que sostenía que un criminal de guerra nazi, había vivido en La Banda con un nombre supuesto. Walter o Gualterio Ascher había vivido en La Banda entre fines de la década del 40 y principios del 50 y se sospechaba que podría haber sido un nazi prófugo de los tribunales de Núremberg. Para iniciar su investigación, el fotoperiodista Jesús del Carmen Martínez, conocido como “Chito”, amplió una fotografía de Mengele, tomada de un libro sobre la II Guerra Mundial y la mostró a quienes decían haber conocido a Ascher. Les preguntaba si sabían ...

TRENES Voces de madrugada

Johny Barrionuevo canta en el Urquiza Un cantor santiagueño recorre el Roca llevando canciones del alma, recuerdos del pago y la memoria de los amigos que quedaron atrás Todos los días salgo de mi casa, Pellegrini 1458, Burzaco, bien de madrugada. Trabajo en el tren Roca, pero no soy ferroviario. Soy el que ameniza el viaje de los pasajeros, cantando canciones que quizás les quedaron prendidas en el alma como abrojo en la tira de las zapatillas, y les recuerdo su infancia, su juventud, allá lejos, algún bosque norteño, con los parientes que se quedaron para siempre jóvenes en sus pensamientos. También voy a fiestas; me llaman para amenizar asados, celebraciones, esas cosas. Fue mucho mi penar andando lejos del pago Tanto correr pa' llegar a ningún lado Y estaba donde nací lo que buscaba por ahí. Me despierto a las cinco de la mañana y a las seis y media ya estoy en el tren, siempre cantando lo mismo. "La del Puente Carretero" y "Añoranzas" no pueden faltar; cuan...

ÉPOCA Viejos son los viejos

Un viejo Uno tiene solamente la edad que marca el almanaque: porque la juventud no es una cuestión de voluntad sino del reloj ¿De qué tiempo sos?, me preguntan a veces mis hijos. No sé, no tengo idea, respondo; de este, creo, y seguirá siendo mi tiempo hasta que me muera. Bueno, de qué tiempo vienes, aclaran, porque ahora son todos de la “generación X”, la “generación Y” o la “generación Z”. No, les digo. Vengo de una época en que a veces los hombres tomaban hasta emborracharse deltodamente y caer desmayados, pero una dama, una señorita, una mujer, a lo sumo sorbía una copita y se alegraba un poco, nada más. No como ahora, que los domingos a la mañana andan tiradas por las calles, y el lunes no sabrán qué hicieron, con quién o con cuántos ni dónde ni —peor todavía— cómo. En esos tiempos una mujer era más bella cuando más mujer era, no cuando se parecía a los hombres; a esas les decíamos “marimachos”, así, redondamente. Vengo del tiempo en que la gente se miraba cara a cara para hablar,...

1927 ALMANAQUE MUNDIAL Bernardini

Micheline Bernardini El 1 de diciembre de 1927 nace Micheline Bernardini, estríper, desnudista, primera mujer que se anima a lucir una bikini en público El 1 de diciembre de 1927 nació Micheline Bernardini en Colmar, departamento de Haut-Rhin, Francia. Fue una estriper, desnudista, de origen italiano, famosa por haber sido la primera mujer que se animó a lucir una bikini en público. Su familia emigró de Italia a Francia en una época en la que los movimientos migratorios entre ambos países eran comunes, especialmente en regiones fronterizas como Alsacia. Desde joven, mostró un carácter audaz y poco convencional, lo que la llevó a trabajar como bailarina exótica en el célebre Casino de París, prestigioso cabaret del número 16 de la Rue de Clichy, en París. Este lugar, fundado en 1890, era conocido por sus espectáculos de variedades y su ambiente atrevido, en el que actuaban artistas que desafiaban las normas sociales de la época con sus actuaciones cargadas de sensualidad y glamour. En 1...

BICHOS Me presento, soy la juanita

Hedionda juanita Breve historia de un molesto bicho que todos los veranos vuelve a los pueblos con su historia a cuestas Yo soy la juanita, así nomás, con minúsculas, porque soy nombre genérico, como león, torcaza, omeprazol. Nada de delicadezas ortográficas para mí. Las únicas que llevan mayúscula son Juanita Simón, Juanita Viale, Juanita Tinelli, Juanita Repetto, sor Juana Inés de la Cruz. A nosotras nadie nos invita a una foto ni a una alfombra roja; con suerte ligamos un chancletazo bien aplicado. En las tradiciones argentinas, al menos, no figuramos como protagonistas de ninguna leyenda, cuento, mito, fábula, novela o quimera. Ni siquiera se dignaron a inventarnos una superstición digna, de esas que asustan changuitos. Y eso que nuestra pestilente presencia, si algo tiene, es potencial narrativo. Sin embargo, apenas ocupamos un rincón mínimo del acervo pop-folklórico del país. En la Sociedad Argentina de Autores y Compositores hay contadas canciones que llevan mi nombre —con o sin...