Tapera
Narración tomada de los recuerdos de Facebook, adecentada, peinada, afeitada, con la cara lavada y vuelta a presentar a los lectores
Toda la tarde pasé indagando asuntos del lugar en la desmemoria de aquel paisano: si habían sido secos los años anteriores, ¿sembraba maíz y anco o ahora se dedicaba a otra cosa?, ¿tenía muchos animales?, ¿seguían siendo lindas las chinitas del pago? Hasta que, perdido en un rincón de la casa, descubrí el bastón de cañahueca que había sido del abuelo. “¡A este lo conozco!”, exclamé. Me puse a contar historias de aquel objeto al que el abuelo le decía “Manuelito” y que usó durante unos días, como amenaza para el *huilerío, cuando mi mamá y mi abuela se fueron de viaje y quedó a cargo de todo.
Para refrescarle la memoria lo hice pasear por lo que había sido la casa de Matías, el único gaucho que conocí en mi vida y que me dio lecciones que no olvidaré jamás, la de los Melián y del Negro, que había sido el anteúltimo en mandarse a mudar buscando mejores vientos, la de Victoriano, Pancho, la Finada Rosa, que en ese entonces ya trabajaba de muerta y en los restos de lo que había sido su casa jugamos de niños a ser descubridores de tesoros escondidos. Pero nada conmovía al tío aquel que le digo, nada lo sacaba de su ensimismamiento, los ojos salidos, los pasos largos y el acentuado parecido que tenía con mi abuelo.
Como si se le despejara algo en la mente, en un momento de aquella mañana fría de agosto, el tío lejano dejó de hacerse el tonto, como si se le abriera la mente entre el humo de tantos recuerdos perdidos. Pero, volvió a preguntar como a cada instante todo aquel día: “¿Cómo era que se llamaba usted?”.
Cuando me iba, una vaca mugió en el corral y su sonido llegó idéntico al de aquellos días felices de la patria aquella que Walter Benjamin llamaba infancia, y una agüita me brotó por los ojos. “Qué sabrá ser”, me dije. Y emprendí el camino rumbo al resto de mi vida.
Juan Manuel Aragón
A 19 de marzo del 2024, en La Isla Mota. Recordando a mi mamá.
*Antiguo vocablo indígena que nombraba a una tribu de indios lampiños y por extensión se usa para nombrar a los niños, los “huilis”.
©Ramírez de Velasco
*Antiguo vocablo indígena que nombraba a una tribu de indios lampiños y por extensión se usa para nombrar a los niños, los “huilis”.
©Ramírez de Velasco
Excelente pieza literaria. De antología.
ResponderEliminar