El pronóstico para hoy |
Cada vez que sucede algo como lo de Valencia, los santiagueños tiemblan porque aquí nadie lo pronosticará
Este último fin de semana hubo una mala noticia para los santiagueños, aunque muchos ya la sospechaban. Si algún día —Dios no lo permitirá— se presentase un fenómeno meteorológico como el que afectó a Valencia hace unos días, nadie dirá nada, no se lo anunciará, no se dará una alerta, lo pasarán de largo. Oiga, durante todo el fin de semana el Servicio Meteorológico Nacional dijo que estaba lloviendo en Santiago, meta y meta, llovía y llovía, un día más que el otro. Pero cayeron apenas tres gotas la noche del sábado y no en todas partes.
Al parecer es un organismo totalmente inútil, que hace pronósticos al tanteo. Un amigo suele decir: “Mañana hay un cincuenta por ciento de probabilidades de lluvia”. Y después aclara: “Eso quiere decir que quizás llueva y quizás no llueva”. Hay días que no acierta ni siquiera de qué lado vendrá el viento, pues dice que del sur y llega el norte, o al revés. Algunos días, de pura casualidad, suele acertarle.
De esta suerte, el día que anuncie que en verdad se viene un vendaval de aquellos, mucha gente levantará las cejas y se preguntará solamente: “¿Será?”. Y seguirá en lo suyo, total, lo más probable es que falle. Como el cuento del pastorcito mentiroso, ¿se acuerda?
Oiga, hay gente que con mucha anticipación programa actividades al aire libre. Ahí está la carrera de a pie que organiza todos los años el diario El Liberal. Si el Servicio Meteorológico le hubiera acertado, se habría corrido en medio del agua, los deportistas tendrían que haber terminado empapados y más de un espectador estaría hoy resfriado. Pero fue una mañana magnífica, con un nubladito más bien liviano, algo de resolana y una temperatura muy agradable. Si era un casamiento, quizás los novios decidían casarse más adelante o contratar un lugar bajo techo. Pero como nadie le hizo caso al Servicio Meteorológico, la carrera se corrió, los novios se casaron y de yapa, las mujeres tendieron la ropa en el patio, hubo partidos de fútbol sin cancha embarrada, los parroquianos de los cafés se juntaron en las veredas y los chicos jugaron en los patios o en la calle.
Por ahí le aciertan los muchachos, no vaya a creer, pero son como ese que anuncia: “Mañana puede ser una jornada memorable, o no”. Ayer, lunes, tuvieron puesto todo el día los dibujitos de tormenta, con grandes probabilidades de que ocurra. Pero si no llovía no pasaba nada, porque tampoco pusieron: “Va a llover sí o sí, a como dé lugar”.
Hoy de nuevo, según ellos, la mitad de la biblioteca dice que habrá chaparrones a la mañana y la otra mitad, sostiene que no. A la tarde, es posible que también chaparronee un poco, pero es más difícil, una posibilidad entre diez.
Pero cuando venga un ventarrón de esos que levantan las chapas, vuelan los eucaliptos del parque, llevan lejos las sábanas colgadas, tumban tapias, golpean las ventanas abiertas, es posible que los muchachos anuncien “Vientos leves del sector sur”.
Ya va a ver.
Juan Manuel Aragón
A 5 de noviembre del 2024, en Monte Quemado. Comiendo queso.
Ramírez de Velasco®
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