Seminaristas |
No se alteró la doctrina católica en cuanto a la orientación sexual de quienes quieren prepararse para ser sacerdotes, pero la falsa noticia fue esparcida y nada la detendrá
Publicado originalmente
en Info Vaticana
La Conferencia Episcopal Italiana no ha cambiado las normas sobre el acceso de los homosexuales a los seminarios. Ni una coma. Aclaró hace unos días, por si hacía falta, que las normas sobre la no admisión de personas homosexuales al sacerdocio, permanecen inalteradas.La aclaración sale publicada cuando todos los diarios del mundo ya dieron la noticia de que los homosexuales han sido admitidos por la Iglesia, en algunos lugares incluso se festejó esta nueva “apertura”, se sostuvo que es la influencia benéfica del Papa Francisco y blablablá. Es posible que esos mismos periódicos no publiquen esta desmentida, con lo que miles de sus lectores en todo el mundo la tendrán por cierta para siempre.Pero ahí va.
Según el medio italiano Avvenire, las directrices publicadas recientemente, que estaban en el documento titulado Directrices y normas para los Seminarios, han suscitado confusión en algunos sectores debido a lecturas parciales y descontextualizadas del párrafo 44, que aborda la homosexualidad en la formación sacerdotal.
El documento de la Conferencia Episcopal Italiana, publicado el pasado jueves, confirma lo establecido en el número 199 de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis emitida en el 2016 por la Congregación para el Clero. Este texto reafirma que no se puede admitir al seminario ni a las sagradas órdenes a personas que practiquen la homosexualidad, que presenten tendencias homosexuales profundamente arraigadas o que promuevan la llamada “cultura gay”. Según la Conferencia Episcopal Italiana, estas situaciones dificultan gravemente una correcta relación con hombres y mujeres durante el sacerdocio.
La aclaración se hizo necesaria debido a que algunos medios interpretaron de forma errónea una parte del párrafo 44, que se refiere al objeto de la formación afectivo-sexual de los seminaristas. En este apartado, el documento subraya que la castidad en el celibato debe ser asumida como una elección libre y responsable, una virtud entendida como libertad de posesión. Esta interpretación llevó a algunos a pensar que podría haber una apertura hacia la ordenación de candidatos homosexuales siempre que se comprometieran a vivir en castidad, algo desmentido categóricamente por el obispo de Fiesole, Stefano Manetti, presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y la Vida Consagrada.
Manetti destacó que las normas del Magisterio no han cambiado y que el documento subraya una atención renovada hacia el discernimiento, especialmente en los primeros años de formación. Este enfoque busca ayudar a los candidatos a profundizar en su autoconocimiento, integrando todos los aspectos de su personalidad, incluida su orientación afectivo-sexual. Sin embargo, subrayó que el acompañamiento individual no implica una modificación de las normas sobre la admisión al sacerdocio.
El documento también insta a los formadores a no reducir el discernimiento únicamente a las tendencias homosexuales, sino a considerar la globalidad de la personalidad de los candidatos. La atención al autoconocimiento y a la formación afectiva es una prioridad tanto para candidatos homosexuales como heterosexuales, subrayó Manetti.
De esta forma, la Conferencia enfatiza que las normas vigentes siguen siendo las mismas establecidas por la Iglesia en el 2005 y reafirmadas en el 2016, mientras que el nuevo documento pone el foco en un acompañamiento integral y personalizado de los seminaristas.
Ramírez de Velasco®
Entiendo que con el fenómeno actual de la exaltación de la cultura de la murga del abecedario, toda esa gente ha encontrado ahora muchos otros ámbitos desde los cuales desarrollar sus preferencias, algunos bastante más peligrosos que desde el sacerdocio. Eso habría hecho disminuir bastante la cantidad de estos aspirantes al seminario, con el lógico impacto en el número de las vocaciones (una de cal y una de arena).
ResponderEliminarExisten muchos trabajos para los cuales se imponen exigencias de todo tipo, según el impacto o el riesgo que tal actividad pudiera tener en el público que recibe el servicio. Tal vez en el caso del sacerdocio ese aspecto tenga que ser discutido.